Por Andrés Peña (@ndresrodriguez6)
Antes de empezar el artículo en sí querría comentar ciertos aspectos, el primero es que no escribo esto como aficionado que vio x partido sino como aficionado del fútbol, del verdadero, lo segundo es mostrar mis más sinceras condolencias a la familia del fallecido en el altercado de Madrid, fuese ultra, radical o no, era una persona que cogió el autobús para ver el partido de su equipo, al margen de si estuviera o no pactada la batalla campal, etc. Ahora dos huérfanos/as se preguntan por qué su padre no ha vuelto aún de un partido que terminó hace días. Procedo al artículo en sí:
Por mucho que uno sea un fanático de un equipo de fútbol, no acabo de entender eso de defender tus colores con la violencia, no entiendo como defiende uno los colores de su equipo, directamente, fuera del mismo estadio. El buen aficionado (el aficionado "normal" como diría Tebas) es aquel que sufre con las derrotas de su equipo, el que vuelve afónico del estadio, el que lamenta no conseguir entradas para ver un partido clave y el que tiñe su corazón con los colores de su equipo. Es cierto que una discusión entre aficionados de equipos rivales por naturaleza llegan a tener acaloradas discusiones sobre quién es el mejor, qué pasó en ese partido, etc etc. Con ello no solo se pierden las formas sino la oportunidad de aprender y de disfrutar con la riqueza de otro equipo que tal vez no conocías.
Pero tal es la inconsciencia del ser humano, que valoramos tan poco la vida, ese regalo que nos ha sido otorgado. que somos capaces de barbaridades realmente espeluznantes. Las imágenes de la pelea le encogen a uno el corazón, pero cuando uno escucha que al fallecido hincha del Depor lo arrojaron al Manzanares como si se tratasen de una mafia, alucino.
Pero esto es fútbol, esa gente acudió al estadio horas más tarde a ocupar su respectivo asiento, en ese partido había un número de personas que habían asesinado, repito: asesinado a un hombre horas atrás, ¿nos estaremos volviendo locos? ¿Cuándo perdimos la cordura?
Los tristes protagonistas fueron los aficionados del Atlético de Madrid, pero no todos, no voy a generalizar ni mucho menos. Sino esos sinvergüenzas del Frente Atlético (no todos), aquellos que portaron enseñas con el Águila Imperial a la final de Bucarest, aquellos desalmados que se burlaban de Antonio Puerta y de Aitor Zabaleta, con ideología fascista y que incitan a la violencia, a esos sujetos me refiero.
La reacción ha sido tajante y el mismo club ha prohibido a aquellos aficionados del Frente con antecedentes o que tuvieran que ver en dicha reyerta la entrada al estadio de por vida, suspendiendo a los que fueran socios de ese privilegio. El club también ha requisado la parafernalia que el Frente solía guardar en un local que el club había habilitado para ellos.
El Atlético nos visitará la semana que viene y el ambiente está, cuanto menos caldeado, no se sabe si el Frente Atlético aparecerá en San Mamés pero lo que es seguro es que habrá lío si vienen, el grupo fascista que compone ese frente vendrá con ganas de camorra y el ambiente estará crispado, ya lo veréis.
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