¿Sonrojante o vergonzoso? Son dos de las palabras que se me ocurren para describir el partido que se disputó anoche en el grandioso estadio de San Mamés entre el Athletic, o un reflejo un tanto difuso de él, y el Oporto.
El partido comenzaba ya con dudas, Valverde saca una alineación un tanto discutible, dejando fuera a cuatro jugadores titulares como son Iturraspe, Muniain, Iraola y Etxeita. La alineación fue tal que así: Iraizoz; De Marcos, Gurpegui, Laporte, Balenziaga; San José, Rico, Beñat; Susaeta, Guillermo e Ibai.
El partido fue indiscutiblemente malo por parte del equipo del 'Txingurri' Valverde, las bandas no carburaban, a Guillermo le tenían tapado totalmente, el centro del campo no era capaz de tocar de forma aseada, San José se perdía continuamente, Gurpegui regalaba faltas absurdas cerca del área... No salía nada, volvíamos a lo que llevábamos viendo durante toda la temporada. Estos dos últimos partidos habían sido un oasis dentro del ostracismo de siempre.
Además, el árbitro no supo llevar la carga de este partido, pitando un penalty inexistente, ya que a primera instancia, parecía que Balenziaga pisaba al jugador del conjunto portugués, pero no fue así, y el árbitro de fondo (sí, el que solo pita las cosas que nunca son) decidió y convenció al primer árbitro de que era pena máxima. Por suerte, Jackson Martínez lo mandó al larguero, aunque esto sirviera de poco.
Valverde hizo el intento, sin suerte, de conseguir hacer algo en el partido, dio entrada a Iraola y a Muniain, quitando a Susaeta y a Beñat, que probablemente eran de los que mejor lo estaban haciendo. El primer gol llegó por la banda del segundo capitán vasco, al que ya hemos visto en un bajo nivel en otros partidos y al que Brahimi le ganó por velocidad para ponerle un balón franco a Jackson, que Gorka despejó con poca fortuna y acabó en las redes.
El Athletic hacía señas de despertar, con un lanzamiento al palo de Guillermo, al que le dieron un fuerte golpe en la nariz en esa misma jugada (no es que la tenga precisamente pequeña), y con algún córner en el que Fabiano tuvo sus dificultades. Pero todo esto se fue al traste cuando Gorka Iraizoz (y ya van cuatro) recibió una cesión de Laporte, y no supo controlarla, dejando el balón franco para Brahimi.
En definitiva, esto es un desastre, no carbura, fallos infantiles y el ánimo otra vez por los suelos. Eliminados de Champions y con la única opción de entrar en la Europa League, si el BATE Borisov no nos vuelve a pasar por encima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario